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Las plataformas de finanzas descentralizadas, también conocidas como «DeFi», por sus siglas en inglés, fueron protagonistas del ecosistema de las criptomonedas durante 2020. Un año después, aunque otras modas captan la atención, las DeFi siguen en vigencia.
De hecho, si se las evalúa según el dinero depositado en sus contratos inteligentes, 2020 es insignificante en comparación a los casi 100 mil millones de dólares estadounidenses que llegaron a acaparar las finanzas descentralizadas a principios de este mes. Esto es 4 veces más que el máximo del año anterior.
Una de las motivaciones de muchos usuarios de las DeFi, que lleva a preferirlas en vez de servicios centralizados es la sensación de seguridad y privacidad que estas brindan. En el exchange descentralizado Uniswap, por ejemplo, es posible intercambiar tokens ERC-20 sin ceder la custodia de los fondos ni brindar datos personales. Se diferencia así de exchanges centralizados como Binance o Coinbase.
Para aquellos que desean generar intereses con los criptoactivos que poseen, en el ámbito de las DeFi existen protocolos como Yearn Finance. Estos permiten obtener una ganancia superior a las que ofrecen plataformas centralizadas como Blockfi. Todo esto sin necesidad de completar verificaciones KYC (sigla en inglés de «conozca a su cliente»).
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