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Este verano presenciamos un nuevo fenómeno viral, las inteligencias artificiales (IA) capaces de generar imágenes online a través de las indicaciones ofrecidas por los usuarios.

La popularidad de esta tecnología se debió en gran medida a la infinidad de posibilidades y combinaciones que brindaban sus creaciones: desde personajes de la cultura popular haciendo deporte o ejerciendo de abogados a una Torre Eiffel convertida en cohete.

Recientemente, otra tecnología IA, desarrollada por la empresa OpenAI, se ha especializado en la generación de imágenes a través de texto. No obstante, en este caso la herramienta, además de la producción de imágenes, ofrece la posibilidad de imitar a artistas o corrientes.

Asimismo, el servicio incorpora una nueva actualización que permite generar versiones de cuadros históricos, aunque por el momento, el acceso a esta nueva versión ha sido restringido para que la IA vaya mejorando su aprendizaje de forma paulatina.  También se sabe que la empresa ha limitado la posibilidad de generar imágenes violentas o pornografías, restringiendo así el aprendizaje de estos contenidos.

Sin embargo, una nueva IA llamada Stable Diffusion ha generado ciertas dudas y preocupación entre los organismos reguladores y artistas. Esto es debido a que el proceso de aprendizaje de esta IA se basa en la interiorización de estilos pictóricos de diversos artistas que continúan vivos, lo que ha generado gran inquietud entre estos. Pero es que además, a diferencia de las tecnologías previas, esta herramienta ha quedado a disposición del público general.

Esto significa que, cualquier persona con ordenador y tarjeta gráfica puede generar cualquier tipo de imagen, incluidas aquellas de contenido violento o pornográfico o hasta deep fakes capaces de plagiar el estilo y obras artísticas de creadores de carne y hueso.