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Una investigación en la que participaron la Policía Criminal de Albania (Policia e Shtetit), la Policía Helénica (Ελληνική Αστυνομία) y el Cuerpo Financiero italiano (Guardia di Finanza), y que contó con el apoyo de Europol y Eurojust, permitió desmantelar un gran grupo de delincuencia organizada dedicado al tráfico de migrantes. La operación se llevó a cabo bajo la dirección de las autoridades judiciales albanesas, griegas e italianas.

Las autoridades creen que los sospechosos, principalmente de origen iraquí y sirio, forman parte de una red delictiva de unos 80 miembros que es presuntamente responsable de al menos 30 operaciones de tráfico marítimo. El grupo delictivo realizaba actividades de contrabando de migrantes desde Turquía hasta la costa de Salento en Italia, pasando por Albania y Grecia, y luego hacia otros países de la UE. La investigación comenzó con la detección de una operación de contrabando en curso, en la que se rescató con éxito a los migrantes transportados y se detuvo a ocho traficantes de bajo nivel.

Las redes delictivas utilizaban principalmente las rutas marítimas para el traslado de los migrantes desde Turquía, a través de la ruta del Mediterráneo oriental, hasta sus destinos finales en la UE. Los traslados por mar se realizaban con el uso de embarcaciones de recreo, principalmente yates, adquiridas o alquiladas por la red delictiva y capitaneadas por marineros novatos reclutados a propósito por la red. Los sospechosos utilizaban servicios informales de transferencia de dinero, como el sistema hawala, para recibir los pagos de los migrantes, y sus beneficios ilegales se estiman en varios cientos de millones de euros.