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El Tribunal Superior de Justicia del País Vasco ha condenado, a través de una reciente sentencia, a una fundación a readmitir a un trabajador tras declarar nulo su despido y a indemnizarle por vulneración del derecho de libertad de expresión, por enviar un mail mostrando su opinión sobre varias irregularidades de la entidad. La fundación motivó la carta de despido en un segundo correo ofensivo del que no pudo demostrar la autoría por parte del demandante, por lo que el Tribunal considera que la decisión de despido fue realizada a modo de represalia por el primer mail.
Como recogen los hechos, el mail enviado por el demandante, profesor e investigador científico, advertía de la falta de transparencia financiera de la entidad y que se tomaban decisiones sin tener en cuenta la opinión de los investigadores.
Casi un mes más tarde, un miembro del patronato recibió otro correo electrónico con remitente desconocido, mediante el que se acusaba a la entidad de haber utilizado un informe falso en un juicio sobre una sanción impuesta a un profesor, y que el director científico fue contratado con un currículo falso.
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