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La Sala de lo Militar del Tribunal Supremo ha confirmado una condena de 2 años y 3 meses de prisión a un teniente coronel del Ejército de Tierra, que estaba destinado en el Estado Mayor de la Defensa, por acosar sexual y profesionalmente a una cabo primero a la que envió por Telegram un mensaje de video y de audio en el que le solicitaba “favores sexuales” que esta rechazó. 

La Sala desestima el recurso de casación interpuesto por el teniente coronel contra la sentencia dictada por el Tribunal Militar Central que le condenó por un delito consumado de abuso de autoridad, en su modalidad de acoso sexual y profesional sobre subordinado, a la citada pena de prisión, con las accesorias de suspensión militar de empleo y de inhabilitación especial para el derecho de sufragio durante el tiempo de condena y a indemnizar, por daños morales, a la cabo primero en la cantidad determinada en la ejecución de sentencia. 

Hechos probados 

Según los hechos probados, la cabo primero instaló en su teléfono móvil Telegram por indicación del teniente coronel, que le dijo que ofrecía mayores posibilidades que WhatsApp. Describen que esta aplicación permite remitir mensajes secretos con autodestrucción programada mediante un temporizador. Así, una vez abiertos por el destinatario y transcurrido el tiempo asignado para su borrado automático desaparecen sin dejar rastro en los teléfonos sin que puedan recuperarse. 

Sobre las 6:00 horas del 12 de septiembre de 2017, recibió del acusado a través de dicha aplicación un mensaje mediante chat secreto con autodestrucción, al que no contestó, en el que le decía “¿qué tal noche has pasado, brujita?, ¿qué tal noche has pasado?, ¿qué tal han dormido los niños?”. El relato de hechos probados recoge que el militar condenado le envió después un nuevo mensaje con autodestrucción programada de un minuto en el que se le veía desnudo y mientras se tocaba los genitales y se masturbaba le decía “ha llegado el momento de que sepas que esto es tuyo si lo quieres”.  

Al día siguiente, la mujer fue al despacho de su superior y le dijo que nunca más le mandase mensajes de contenido semejante, a lo que él respondió que se había equivocado de destinatario al remitirlo y le pidió perdón. A partir de ese momento, según los hechos probados, el teniente coronel cambió su trato con la cabo primero, ordenando la reducción de las funciones que ella ejercía hasta entonces y adoptando decisiones que afectaban negativamente a las condiciones de trabajo y al entorno laboral en el Grupo de Logística de su destino. Como consecuencia de la situación conflictiva la cabo primero recibió tratamiento por depresión, apatía, ansiedad y sentimientos de culpa.

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