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El ciclo de las normas de protección contra el fraude de identidad biométrico y digital podría resumirse así: los delincuentes utilizan nuevas tecnologías para cometer fraudes. En respuesta, los reguladores diseñan y aplican nuevas políticas y salvaguardas; mientras esto sucede (normalmente de forma lenta), la tecnología avanza lo suficiente como para que los nuevos métodos de fraude se adelanten a la curva reguladora.

Un nuevo informe publicado en Washington pone de relieve hasta qué punto las actividades sospechosas en el sector financiero están relacionadas con la identidad. Un comunicado de la Financial Crimes Enforcement Network (FinCEN) dice que su Análisis de Tendencias Financieras de los informes de la Ley de Secreto Bancario (BSA) presentados en 2021 encontró que 1,6 millones de ellos -alrededor del 42 por ciento de todos los informes en el año natural- estaban relacionados con la identidad. Esto representa alrededor de 212.000 millones de dólares en actividades sospechosas.

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