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Durante los últimos años ha proliferado el uso por parte de los delincuentes de unas cuentas que se conocen como “cuentas mula”, ya que se utilizan a modo de intermediario para recoger dinero de origen fraudulento ilícito y enviarlo a continuación a otro destino, generalmente en el marco de operaciones de blanqueo de capitales más amplias.
En ocasiones, las cuentas son abiertas por los propios delincuentes, para lo que emplean datos personales de terceros robados – vía (smashing, phising, o a través de técnicas de ingeniería social), sin que la persona a cuyo nombre está abierta la cuenta lo sepa. Pero también, cada vez con más frecuencia, hay personas que se prestan voluntariamente a realizar estas operaciones, bien dando voluntariamente sus datos a los delincuentes, bien abriendo directamente cuentas en entidades de crédito u otros proveedores de pago dando luego acceso a las mismas a los delincuentes, e incluso llevando directamente a cabo las operaciones en sus cuentas obedeciendo las instrucciones de los delincuentes.
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