Esta noticia fue publicada previamente por Cointelegraph.

El ransomware, un software malicioso que encripta los ordenadores y los mantiene “bloqueados” hasta que se paga un rescate, es la amenaza cibernética que más crece en el mundo, según Coinfirm. Los recientes ataques a infraestructuras nacionales críticas, como la incursión del oleoducto Colonial que paralizó las entregas de petróleo y gas durante una semana en la costa este de Estados Unidos, han hecho saltar las alarmas. Los pagos de rescates se realizan casi siempre en Bitcoin u otras criptodivisas.

Pero aunque muchos se vieron sacudidos por el ataque del oleoducto Colonial de mayo -el gobierno de Biden emitió nuevas regulaciones para los oleoductos tras el mismo-, relativamente pocos conocen el acto final de ese drama: Utilizando el análisis de la cadena de bloques, el FBI pudo seguir el flujo de fondos de los pagos de rescate y recuperar cerca del 85% de los Bitcoin pagados al grupo de ransomware DarkSide.

De hecho, el análisis de la cadena de bloques, que puede mejorarse con algoritmos de aprendizaje automático, es una nueva y prometedora técnica en la batalla contra el ransomware. Toma algunos de los atributos principales de la criptografía -por ejemplo, la descentralización y la transparencia- y utiliza esas propiedades contra los malhechores.

Mientras que los detractores del cripto tienden a enfatizar su seudonimato -y su atractivo para los elementos criminales por esa razón- tienden a pasar por alto la relativa visibilidad de las transacciones en BTC. El libro mayor de Bitcoin se actualiza y distribuye a decenas de miles de ordenadores en todo el mundo en tiempo real cada día, y sus transacciones están a la vista de todos. Analizando los flujos, los especialistas forenses pueden identificar a menudo actividades sospechosas. Esto podría resultar ser el talón de Aquiles de la trama del ransomware.

Si desea profundizar más, acceda a la publicación original.