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Las autoridades alemanas registraron las oficinas del Deutsche Bank bajo la sospecha de publicidad fraudulenta de fondos de inversión sostenibles en su unidad DWS, lo que supone un nuevo revés para los intentos del presidente Christian Sewing de superar años de escándalos de corrupción.

La investigación gira en torno a las acusaciones formuladas por un antiguo gestor de DWS de que la empresa de gestión de fondos minoristas se dedicaba al “lavado verde”, en el que las inversiones medioambientales, sociales y de gobernanza (ESG) se venden bajo falsas afirmaciones.

Alrededor de 50 funcionarios de la fiscalía de Fráncfort, el regulador alemán de valores BaFin y la oficina federal de policía criminal BKA se desplegaron en la sede de las dos instituciones financieras para incautar pruebas el martes.

“Las acusaciones son que DWS ha estado anunciando los llamados productos financieros ESG para su venta como particularmente verdes y sostenibles cuando en realidad no lo eran”, dijo un portavoz del fiscal a Fortune, que ha estado investigando las reclamaciones desde enero. “En el curso de nuestras investigaciones hemos encontrado pruebas que podrían respaldar las acusaciones de fraude en los folletos”.

En el momento de redactar este artículo, los funcionarios siguen registrando la sede, después de que se emitiera una orden de registro del tribunal de distrito de la ciudad. La fiscalía no ha facilitado información sobre el alcance de las pruebas confiscadas.
Sewing se hizo cargo de la dirección del banco, propenso al escándalo, allá por abril de 2018 y no ha dejado de reconducir el instituto hacia la salud y la respetabilidad.

Las acciones del prestamista, que posee casi el 80% de DWS, cayeron un 1,9% en las operaciones del martes. La gestora de fondos en el centro de la controversia vio cómo sus acciones se hundían un 5,3%, superando los descensos del índice alemán más amplio DAX.

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